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Desprendimiento prematuro de placenta: qué es y riesgos

El desprendimiento de placenta complica del 0,4 al 1 % de los embarazos y su incidencia parece estar aumentando, posiblemente debido al aumento en la prevalencia de sus factores de riesgo. Del 40 al 60 % de desprendimientos ocurren antes de las 37 semanas de gestación y el 14 % antes de las 32 semanas, según arroja el informe realizado por el Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Universitario Virgen de las Nieves, de Granada.

 En la mayoría de los embarazos la placenta se encuentra ubicada en la parte superior de la pared del útero. La placenta es el órgano encargado de darle el aporte de oxígeno y alimento al bebé durante el embarazo. El desprendimiento prematuro de ésta sucede antes del parto cuando se despega de la pared uterina. La mayoría de las veces únicamente se separa una parte de la placenta. El estudio revela que “en un 10-20% de los desprendimientos placentarios las pacientes presentan un parto prematuro con escaso o nulo sangrado vaginal”. En estos casos, denominados ‘desprendimiento oculto’,  parte de la sangre queda atrapada entre las membranas fetales.

Cuando se produce se rompen los vasos maternos en la decidua del endometrio uterino. En raras ocasiones, la hemorragia se origina en los vasos fetoplacentarios, pero cuando sucede los síntomas más comunes que aparecen son sangrado vaginal y contracciones muy dolorosas. En este sentido, la cantidad de sangre derramada puede ser autolimitada o puede derivar en una separación total de la placenta. Si ocurre esto, entonces, la placenta deja de realizar el intercambio de gases y nutrientes. Cuando la unidad formada por el feto, la placenta y madre son incapaces de compensar esta pérdida, el feto se ve comprometido. El tratamiento depende de la gravedad de la afección. Si el desprendimiento es leve, con el reposo durante unos días hasta que se detenga la hemorragia es suficiente, sin embargo, si la situación es más grave, en función de la situación del bebé, deberá realizarse una cesárea de urgencia.
Aunque la causa del desprendimiento se desconoce, hay ciertos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que esto ocurra, como los estados hipertensivos durante el embarazo, la edad materna avanzada, la diabetes, el consumo de tabaco, alcohol o cocaína, así como la multiparidad.  Por el momento no hay una evidencia cientifica que demuestre que se puede evitar el desprendimiento de placenta, pero en la medida que evitemos los factores que pueden agravarla, se reducen las posibilidades de que suceda.

Laura Romero



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