CÁNCER DE CÉRVIX

Tengo cáncer de cérvix, ¿ahora qué?

El cáncer de cérvix o de cuello uterino se da cuando las células tumorales se multiplican y se desarrollan en esta zona del útero, es diferente a otros cánceres que pueden surgir en este órgano y, por tanto, su tratamiento será distinto. Antes de su desarrollo, este cáncer presenta cambios premalignos o alteraciones en las células, lo cual es fácil de comprobar a través de una citología. La prevención y las visitas al ginecólogo son la mejor forma de evitar y tratar este cáncer a tiempo.

En caso de que la citología sea positiva y tus células presenten resultados anormales, el ginecólogo procederá a enviarte una serie de pruebas para confirmar que se trate de un cáncer ya que un resultado positivo no siempre es motivo de uno.

Una vez el médico ha confirmado que se trata de un cáncer de cérvix, la paciente tendrá que someterse a pruebas para comprobar la extensión del tumor. Entre estas pruebas se pueden dar una urografía intravenosa -visualizar los riñones, la vejiga y los uréteres, busca comprobar el impacto en la vejiga-, cistoscopia -visualizar el interior de la vejiga- o el escáner o TC -radiografías desde varios ángulos-. Las pruebas son muy diversas y será el médico el encargado de valorar aquellas que necesite la paciente.

Una vez realizadas dichas pruebas se podrá determinar la fase en la que se encuentra la enfermedad:

  • Estadio o: en este primer estadio, la expansión del tumor es muy superficial y se limita a las células de la mucosa.
  • Estadio I: las células tumorales se limitan al cuello del útero.
  • Estadio II: el tumor se ha trasladado fuera del cérvix, invadiendo la vagina.
  • Estadio III: el cáncer invade la parte más baja de la vagina, afecta a ganglios linfáticos próximos o se desarrolla en los tejidos laterales del cérvix hasta encontrarse en la pared de la pelvis.
  • Estadio IV: las células cancerosas se han extendido a órganos próximos o se da metástasis.

El tratamiento a seguir para lograr tu curación será un tratamiento multidisciplinar lo que significa que varias especialidades combinaran sus esfuerzos y terapias para lograr lo mejor para la enferma. El tratamiento de este cáncer viene guiado por un protocolo que se verá determinado por la edad de la paciente, la fase en la que se encuentra y sus decisiones respecto a los cuidados que desea la mujer. Los tratamientos más comunes en la cura del cáncer de cuello de útero son la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia.

Tratamiento quirúrgico

El cáncer de cérvix suele detectarse durante las primeras fases de la enfermedad por lo que un tratamiento local curativo. En el caso de este cáncer supondrá la extirpación del útero, junto con los tejidos próximos de parte de la vagina y ganglios. En caso de que el tumor estuviera muy avanzado, se extirparían los ovarios.

Cuando se trate de mujeres jóvenes que se encuentren en los estadios más avanzados pero que deseen quedarse embarazadas, el médico estudiará conservar el útero realizando extirpaciones muy limitadas. Ello conllevará la realización de revisiones muy frecuentemente.

Con frecuencia tras la cirugía se añade un tratamiento con radioterapia para disminuir las posibilidades de que la enfermedad pueda reaparecer.

Radioterapia

Se trata del  uso de rayos de energía alta para eliminar las células tumorales y  suele realizarse en las etapas tempranas, aunque, en algunos casos,  también se contempla sus usos en pacientes más avanzadas. Este método ayuda a evitar la cirugía en enfermas que, por diferentes motivos, son inoperables.

Quimioterapia

Este tratamiento consiste en el uso de medicamentos para matar las células tumorales de todo el cuerpo. Si bien los medicamentos pueden suministrarse por vía oral, la mayoría de los medicamentos utilizados para tratar el cáncer de cuello uterino se administran por vía intravenosa, es decir, por el torrente sanguíneo.



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